lunes, 31 de agosto de 2009

18


Estoy a punto de cumplir dieciocho años y no me siento para nada entusiasmado. Estoy a punto de cumplir dieciocho y no me siento para nada contento, feliz, deseoso de cumplirlos. No. Me siento en cambio cansado, irritado, mal, fatalmente mal. No veo la hora de que, pasado el día, se vaya de mi mente el fantasma del tiempo que, cada año, nosotros los pobres humanos nos encargamos de recordarnos cada vez con cumpleaños, navidades, fechas y otras estupideces.

Esto escribí hace poco, una noche como muchas en las que, sentado en el suelo, con un cuaderno en medio de la noche, no podía dormir: Los días que estoy viviendo son los presagios de algo que pasara algún día no muy lejano. No puedo dormir de noche, la comida -eso viene de hace tiempo- no me apetece, como por que lo tengo que hacer. Las noches se vuelven interminables, largas, se hacen infinitas desde el viernes, pues sentí que jamás volvería a sentir ese olor. Lo peor es que el aroma que había quedado impregnado en mi polo desapareció, tal ves por que lo gaste, se fue, se esfumo, y hoy lo siento mas lejano que nunca, mas distante como siento distante la felicidad que nunca llegue a conocer.

Nunca me pareció bien celebrar un cumpleaños, nunca vi necesario celebrarlo por que, si te pones a pensar, cumplir años es lo peor que hay, es lo mas feo que te puede pasar. Uno, por que te vas poniendo viejo, te vas quedando relegado, te vas quedando atrás, en la cola de espera, ya tus habilidades, si es que alguna ves las tuviste, son precarias, tu mente ya no piensa igual, tus sentidos a veces, solo a veces, te fallan, te traicionan y no son los mismos.

Ahora, ad portas de cumplir años, creo necesario que al menos se cumpla un anhelo que creo merezco: que me dejen en paz. Si, suena feo pero lo veo sustancial. Lo que para la mayoría de personas es una fecha de regocijo, de alegría, para mi no la es, para mi en cambio es la peor, no se por que pero es así, no tengo explicación del por que de mi comportamiento por que ni para mi la tengo, solo veo necesaria esa petición.

El sillón en el que estoy sentado es cómodo, no me puedo quejar, pero hay algo que me deja intranquilo, algo que no me deja en paz. Hay sonidos en la sala, en la casa donde vivo solo suenan y suenan cosas cuando, cansado y abatido, apago las luces e intento dormir. No se lo he contado a nadie pero me tiene preocupado eso, no me atrevo a salir, es que no soy superhéroe, a ahuyentar a los espíritus, fantasmas o que se yo. Pero a que viene esto, esta revelación de sonidos si no estoy hablando de eso, estoy hablando de la maldita fecha del cumpleaños, bueno es por que, a decir verdad, esos sonidos no existen, los invente ahora mismo. ¿Por qué? Bueno por que estoy pensando en que pondré mas adelante, no se me ocurre nada. Una desgracia.

He caído en cuenta que estamos mal. Estamos avanzando pero al revés, en ves de ir hacia adelante estamos, sin remedio, retrocediendo. Lo digo por que es simple, si cuando uno cumple años esta feliz esta mal, no debería uno alegrarse por que en cierta medida o de forma total un año mas es un año menos. Un año menos de vida que la pasaste, de seguro, haciendo cualquier cosa menos preocuparte por ti mismo.

Nunca antes me había resultado difícil, y lo digo en serio, tratar de descifrar a alguien, ver que piensa y matarlo con mis sentencias, dejando siempre un gesto de impresión en su rostro. Esta vez fue diferente. Al comienzo pensé que era estúpida, era a simple vista alguien que no merecía atención, pero hizo lo posible para llamarla, digo que era inteligente, subestime su perspicacia y lo hizo, me resulto impresionante, la vi y comprendí que al fin, y ya era hora, alguien me podría hacer trabajar, pensar un rato en ella.

Escribí esas líneas de arriba hace poco, en un intento vano de escribir sobre una relación amical, así empezó creo, que ahora es una seria. No logre encajar realmente las piezas y por consecuencia esta mal hecho. Lo que si es verdad es que he vuelto a sonreír, he vuelto a verle el interés, antes nulo, a esta vida. A despertarme tranquilo y no sudando frio a como tenia acostumbrada, a salir de mi habitual estado de estupefacción y al fin resignarme a ver el mundo que nos rodea, salí de mi burbuja. El pozo, mi adoraba y eterna burbuja.

Hace exactamente un año termine la razón por al que seguía vivo. Hace un año que por fin puedo dormir más o menos bien. Hace un año que, contra todos mis defectos, termine mi broma infinita, mi historia real de la infamia, mi razón del por que no salía, la razón del por que no comía ni dormía bien, la razón por la que, desde que la empecé, no volví ni volveré a ser el mismo.

Cuando la conocí no pensé que me dejaría tan atontada. Lo que por mi mente paso en ese momento cuando la vi entrar al salón no se puede explicar con palabras, se parece mas bien a un escalofríos, a un estremecimiento profundo parecido al que se siente cuando ves a tu padre muerto, como cuando por fin después de horas te vienen a recoger pero tarde. Esa sensación la sentí cuando se sentó a mi lado. Aun más cuando sin decir nada antes me habló, me alcanzo unos papeles y me miro con tranquilidad, como si de antes nos conociéramos, como si hubiésemos vivido antes juntas.

Cuando terminaron las clases me fui sola al comedor, siempre sola por que las demás se alejan de mi, no se quieren juntar con la loca, dicen. Me levante rápido al ver que se acercaba, camine un poco rápido pero ella no perdía el paso, me seguía tal o igual pero siempre manteniendo una distancia prudente para no despertar sospechas. Yo, aferrada a mis cuadernos, abrazándolos en mi pecho, con la cabeza gacha salí rápido del campus, tome la larga vereda que da a al estacionamiento y al desesperarme no lograba abrir la puerta. No la veía cerca, puse los cuadernos en el asiento de al lado, me abroche el cinturón, prendí el carro y salí rauda, sin darme cuenta, a la puerta principal. Cuando llegue el portero me dijo que me estaban esperando al frente, lo mire y le dije que no esperaba a nadie. Esta segura, me dijo, señalándola. No se quien es, le dije, me voy. Cuando entraba en la pista y estaba a punto de arrancar me detuvo una sombra que se cruzo sin avisar, saque la mano por la venta y grite no se que cosa, logre mirarle la cara y al ver que era ella puse primera y no volví más. Mi suerte estaba echada. (Pág. 86-87)

¿Habrá un diecinueve? No lo se, creo que si, que contra todo pronóstico me quedare unos años más, ojala que sean plenos y no sean como temo: con caídas que son tan hondas que no podre salir de ellas.

…me dedique, en los últimos días que pasaría en lima, a escuchar música, a irme de calle en calle sin saber donde estaba, a caminar con la frente gacha por el centro, a ver a los carros desfilar por la Javier prado, en ese momento no me hubiese importado matarme, lo hubiese hecho de no ser por que empecé a sentir la necesidad de escribir largamente en un parque, solo, con un cuaderno viejo, un lápiz sin punta fina y sin luz que me ilumine.

Septiembre del 2009




 

ABEL ARTURO BENDEZU - BLOG © 2008. Chaotic Soul :: Converted by Randomness