sábado, 5 de febrero de 2011

Cartas




Las cartas son el medio por el cual expresamos mucho mas. Valoro mas una carta que una llamada pues las palabras, así como la vida, se van con el aire, pero las letras impregnan su significado de sentimiento, aunque no lo notemos al escribirlas. Publico estas cartas por que me gustan, y la ficción y la realidad se mezclan, haciendo parecer lo que no es.
Abel Arturo Bendezu. Febrero 2011.



9 de diciembre, 2009.


Abel :

Sé que al leer esto de repente reirás al saber de mí. No te culpo, si alguien tuvo la culpa de lo que paso entre los dos soy yo y nadie más. Las culpas de mis actos las asumo y, ahora, creo que es importante hacerte saber que quiero saber de ti, que aunque haya pasado el tiempo, mucho diría, aun recuerdo lo que me decías, incluso cuando ni tu entendías muy bien tus palabras. Creo que esa es la cualidad que extraño de ti, no he encontrado a alguien que sea tan suelto al hablar, al decir las cosas tan en serio como tu. Estoy en casa de mis tíos, como te comente en la ultima carta que te mande, que no se si la leíste o te llego pues no recibí respuesta ni nada. Esta es quizá la ultima que te escriba, ya son muchas las veces que he tratado de comunicarme contigo y no he logrado dar contigo, sabes que ir allá se me hace imposible por el estudio y por que al ir, y no vernos, seria un sabor amargo que prefiero evitar.
La universidad va muy bien, mis clases día a día me enriquecen mas y espero que a ti te vaya bien, temo mucho por tu salud y por tus pensamientos impulsivos y algunas veces, aunque te rías, leo las noticias de allá para, no se, saber de ti cuando algo ya te haya pasado. Mis tíos me tratan bien, tengo algunos amigos aquí y un perro, que se llama julio, me hace compañía por las noches. La casa es grande y tengo un piso para mí, a veces tanto espacio me da escalofríos y, de noche, miedo por que siento una presencia ajena. Me acuerdo claramente de tus miedos, en tu casa, donde la muerte, según tu, rondaba y caminaba esperando tu decisión. Yo siento eso ahora, aquí, en el frió, en la noche y en las palabras que no te pude decir por mi inmadurez. Solo quería decirte eso. No me atrevo a llamarte por que escuchar tu vos seria peor que verte. Tal vez con suerte logro que pienses que merezco una segunda oportunidad y quizá me mandes una carta, como esas que me dabas entando en la misma ciudad y donde el espacio no era problema, pero tú querías hacerlo y en cierta forma, sabes, se me pego ese fetiche por la escritura a mano. Siempre que puedo leo tus primeras cartas, bueno, en verdad siempre las leo, antes de dormir, y aunque una vez me dijiste que las queme no lo he hecho. Las tengo aquí, y mientras escribo esto están a mi costado, en una carpeta, con algunas otras cosas que me diste en los largos meses que estuvimos juntos. No te quiero aburrir más con mis recuerdos y si, lo se, estoy siendo cursi e infantil, pero, como decías, dulce. Espero que notes eso. Quisiera saber de ti, te repito, y créeme que aunque el tiempo pase siempre pienso en ti. Se que no me vas a creerlo pero es la verdad, no tengo motivos para mentir ni engañarte. Se acerca ya el sol y tengo que irme a clases. Espero que puedas leer esto, y que me respondas. Si decides no hacerlo lo entenderé. Rezo por ti. Te extraño. Las cosas por aquí no andan bien. Espero que te cuides.

Un beso. M.





15 de enero, 2011.

M:

Siento algo raro ahora que he decidido de una vez contestarte, es como un vació en el cuerpo, algo me dice que no debo hacerlo pero en sí quiero hacerlo. Como bien dices, el tiempo ha pasado y sí, tus miedos se han hecho realidad, pero no ahora, paso hace mucho, incluso antes de recibir tu primera carta. Las tengo todas y me daba risa que siempre que las recibía, el cartero se las daba a mi mama pensando que era yo menor de edad. Mi madre me miraba con intriga y me preguntaba, sin parar, de quien eran, el por que de la carta y todo lo que te imaginas ya. No le decía nada y aducía que eran de un amigo que siempre prefería las cartas a los e-mails y esas cosas. Ella, claro, no lo creía, y al comienzo empezó a inquietarse más pero al cabo del tiempo, y con la orden expresa al cartero de que yo solo las podía recibir, empezó a olvidar todo y me ignoraba como siempre. Me ha tomado tiempo escribirte esto, decidir que nuestras diferencias y razones del adiós queden zanjadas pero se que ahora, más que nunca, no me vas a entender y si me enfrasco en explicaciones terminarás por decir que me entiendes como siempre lo decías, pero no era otra cosa que una palabra dicha para que yo me calle la boca de una buena ves.
La universidad va bien, aunque a veces me dan ganas de dejarla e irme a escribir allá donde tu bien sabes que me gustaría estar, y por miedo o que se yo no lo hago. Los días pasan monótonos y cada día me sorprende más mi actitud ante los demás. He hecho amigos aunque no lo creas, incluso una relación por ahi. Me uní a un grupo político, o como ellos llaman, "movimiento estudiantil", que no es otra cosa que la verdadera encarnación de los apetitos de poder de cierta gente. Me gusta en sí el ambiente universitario por que me siento libre en algunos casos y un reo más. Me ha sorprendido que tenga amigos, que mi comportamiento haya cambiado. Aseguro que si me vieses no me reconocerías, uno por el trato y la forma de ser, y otro por el físico: he bajado veinte kilos.
Sí, he bajado esa cantidad. Me enferme. Fue el año pasado, en el mes de marzo, a causa de la enfermedad de mi hermana que me termino contagiando. Pero creo yo, y tu me dirás que si, que no es eso, si no que fue a causa de las pastillas, de las excesivas gaseosas y demás porquerías que comía. A ti te molestaba, me acuerdo muy bien, y me hacías tomar desayuno en tu casa, con un poco de leche el café para, según tu, acostumbrar a mi estomago. Extraño eso, sabes, esa delicadeza con la que me tratabas y hacías de mi una mejor persona. Hoy, con pocos ánimos de vivir, y con una escritura deficiente (como habrás notado) no me dan ganas absolutamente de nada en la vida. Mi vida se ha resumido a la universidad y lo que ella conlleva: clases, amistades. No me aburren las clases, si no sus gentes. Estoy perdiendo mi tiempo creo. Ojalá y un día pueda decidirme bien por lo qué hacer, por que de una buena ves tome la decisión de irme. No te diré más. Solo quería que sepas eso. Estoy relativamente bien, tomando algunas pastillas para dormir, haciendo caso omiso a la recomendación de la doctora, leyendo en demasía a diario y escribiendo poco, o nada: desde la ultima ves que nos vimos no he vuelto a escribir ni nada, no sé lo que paso conmigo ni lo que me hiciste, pero desde esa ves, donde murió una parte de mi, murió también mi vena artística. Espero poder recobrarla, y no te culpo de eso pero, creo, tienes algo de culpa. Tú sabrás vivir con ella, como lo has hecho en todos estos meses. Me olvidaste, dejaste que el tiempo siga su curso y me encanta decir que tenía razón, aunque en los primeros días que precedieron a tu partida me decías que estaba equivocado. Hoy el tiempo me da la razón. Me dejaste a un lado. Las cartas creo que son la escusa tuya para hacerme ver que estoy equivocado pero créeme que aunque sigas creyendo que soy el mismo no lo soy. No he cambiado por que las personas no cambian, pero si maduran y hoy soy mas maduro que antes. Por ratos, de noche, me acuerdo de las canciones que a ti y a mi me gustaban. Estaban en el celular que me robaron hace mucho y nunca encontré. En ese celular se fueron los mensajes tuyos que me daban animo y cólera. Con ese equipo se fue nuestra historia. Hoy trato de olvidarme de todo, trato de hacer que ya no existes pues recordarte es para mi sinónimo de dolor y sufrimiento. Los parques, centros comerciales, comidas y canciones me recuerdan a ti. Quisiera olvidar pero no puedo, desearía que el cerebro borre todo eso pero sé que es imposible. No te guardo rencor ni nada, te tengo todavía cariño, pero nunca te perdonare lo que hiciste, a sabiendas que me causaría dolor y tristeza. Se que dirás que era lo que tenias que hacer, esta bien, pero no de la forma en que lo hiciste. Hoy veo el futuro con desconcierto y temor y dejo que el tiempo haga lo suyo, y el destino siga su curso. Ayer soñé que me moría y no quise despertar, sentí un alivio, una paz que nunca había experimentado. Hoy mas que nunca se que la felicidad esta vetada para mi, por y para siempre. Por favor te pido, no me vuelvas a escribir. Esta es la ultima carta que te mando, velo como si fuese una de despedida, no se, o tómalo como quieras. Solo te pido que sigas con tu vida, yo trato de aguantar la mía, de despertarme a diario creyendo que esto tiene sentido. Espero que seas feliz, que encuentres a alguien que sepa valorarte. Yo me doy por vencido. Me retiro. No insistas te pido, pues no hay placer en el dolor.

Abel.



 

ABEL ARTURO BENDEZU - BLOG © 2008. Chaotic Soul :: Converted by Randomness